Este editorial fue escrito un 07 de junio de 2012, luego de que diferentes medios de comunicación difundieran la noticia que un reconocido diputado golpeó a su esposa. En la actualidad, lamentablemente, se siguen dando casos como este.
Por: Nubia Tejada
Publicada un 07 de Junio de 2012 en Vozyletra
Una noche antes de hacer este editorial, me
preguntaba cual iba a hacer mi punto central o enfoque para éste, pero por la
mañana del día siguiente escuche una noticia que me dio la idea de empezar a
escribir.
Como es posible que una mujer acepte que su
marido la golpee y luego se reconcilie “por pacto de amor”.
Este es un tema polémico que desde inicios de
esta semana se ha venido dando, pero en realidad que hay detrás de todo esto.
¿No será que esta mujer es un títere más del
machismo que tantos hombres y mujeres inculcan a las generaciones?
Bien sabemos que el feminismo no es un
antónimo del machismo. “El machismo se reduce a una serie de prejuicios y
estereotipos que justifican el sometimiento del género femenino, no por los
hombres, sino por una cultura marcada por supuestas cualidades y roles
esencialistas de los sexos”. El feminismo es una respuesta a eso, es un intento
deshacer esos mitos que con el paso del tiempo se han ido creando. Por tanto,
el feminismo bien entendido no es “hembrismo”, ni una guerra contra los
hombres.
El machismo no es atributo exclusivo de los
varones. Es parte de la práctica y creencias muy antiguas que se tienen de un
pasado, incluso, las mujeres son las que más proyectan los papeles en la
familia. Las madres siguen enseñando a sus niñas que su principal función en la
vida es la maternidad y el cuidado del “esposo”, las jóvenes continúan
aspirando a seguir los patrones de “belleza” como es el caso de esta chica, que
participó en un concurso, en donde el “mejor postor” salió ganador logrando
llevarla al altar como estaba previsto por la familia.
Pero cuando una mujer se atreve a cuestionar por
qué no es igual a los hombres, que tiene derecho a decidir qué es lo que quiere
para su vida, ésta suele ser tildada por hombres y mujeres porque de otra
manera dejaría de ser un objeto mas para que el hombre pueda tenerla en casa,
siendo madre, sirvienta, educadora, amante y luego terminar sus días en un
encierro reproductivo por obligación.
Los hombres por el contrario, fungen el papel de “proveedor” y de “mujeriego” como
símbolos de “masculinidad”, sin prever que desde pequeños se les esta incitando un clima de violencia como requisito de la “hombría”. Es allí donde nace el
maltrato a la mujer el cual se proyecta cuando se decide formar un hogar.
Para
demostrar lo dicho, tenemos el ejemplo de esta chica que prefirió retirar la denuncia para evitar lo que diga la
sociedad sin ponerse a pensar en lo que en un futuro le pueda pasar al lado de
un hombre que es capaz de golpearla, no una sino muchas veces, todo por la
ideología que sus padres le enseñaron de pequeña, aquella que reza “la mujer
debe ser sumisa a su esposo”.
Ahora bien analicemos el papel de este
diplomático, que se cree todo un hombre:
…No hay mucho que decir, el maltratador es un delincuente.
Para identificar el maltrato a la mujer no es necesario
tener una mancha en tu piel que te lo confirme, cuando
tu novio, marido o compañero te golpea, te insulta, te amenaza, te hace
sentir humillada, estúpida o inútil, entonces eres una mujer maltratada. Si no
te deja trabajar o estudiar, si te quita el dinero que ganas o no te da lo que
precisas para las necesidades básicas de la familia. Si te controla o acosa y
decide por ti, eres una mujer maltratada, si te impide ver a tu familia o tener
contacto con tus amigos o vecinos, también eres una mujer maltratada.
Con
tu actitud y con la forma de educar a tus hijos eres quien decide si quieres
seguir siendo un títere de la sociedad machista, la cual encierra en un círculo
sin salida a las mujeres de hoy y a las futuras generaciones.
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