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martes, 13 de octubre de 2015

De la inseguridad y otros males...

Imagen de referencia extraída de internet

En una entrevista televisiva que recientemente le hicieron al Secretario de Comunicaciones, Eugenio Chicas, manifestaba: "Un nuevo impuesto a la gasolina sería opción para financiar la seguridad".

Esta  se convierte en otra propuesta que el gobierno plantea para reunir más de cien millones de dólares anuales para poner en marcha un plan de seguridad.

De aprobarse esta moción, se pagaría casi, si no es que más, un dólar solo de impuesto por compra de un galón de gasolina, si hacemos memoria se paga: $0.20 de FOVIAL, $0.10 de la contribución para subsidio de los transportistas, $0.16 para el Fondo de Estabilización y Fomento Económico (FEFE) y un 13% de IVA.

En la misma entrevista, el secretario de comunicaciones añadía: “Hay familias que sacrifican los alimentos para comprar saldo”, palabras que al parecer eran respaldadas por el Secretario de Participación Ciudadana, Transparencia y Anticorrupción, Marco Rodríguez, al publicar en Twitter el siguiente mensaje: ''Aparentemente estamos en crisis económica y no hay dinero para la seguridad, pero 4:40, Serrat, Maná, etc., vienen y cobran entradas muy caras'', pero éste no es el punto neurálgico del impuesto que se quiere crear.

Lo relevante de esta “contribución especial” que se quiere imponer es que los salvadoreños no confían que un impuesto venga hacer un “milagro” y a reducir la delincuencia que tanto los acongoja, es decir, con capturar a los grupos terroristas y hacinarlos en las celdas no basta.

 Un claro ejemplo es Singapur, que según datos de internet, en los 60  era uno de los países más violentos del mundo, con altos índices de criminalidad, tráfico de drogas, impunidad y con gran índice de tráfico de influencias. Con la llegada del terrorismo en el 2000, los homicidios eran uno de los mayores problemas de inseguridad.

Fue hasta el 2004, con el cambio de poder, que se produce un cambio drástico: se adoptó la pena de muerte y el trabajo forzado para los criminales confesos, narcotraficantes y violadores.

Pero no fue solo eso, sino que también se decretó que toda figura pública corrupta fuera condenada a muerte siempre y cuando se comprobara su culpabilidad.

Hoy es uno de los países más seguros y con un nivel económico más grande que el de España.

Y aquí en El Salvador que pasa, aparte de desayunarnos todos los días las noticias con una racha de crímenes, encontramos a diputados investigados por lavado de dinero, a familias que huyen de suscasas por temor a las pandillas, a decenas de estudiantes que dejan de ir a las escuelas por temor a los grupos criminales o la nota en primera plana que señala que los embarazos en niñas yadolescentes con edades entre 10 y 14 años han aumentado en los últimos diez años.


Lamentablemente, mientras se sigan buscando las opciones para poner un impuesto con el que se pretende parar la criminalidad  y no una alternativa más viable y aceptable, estos temas seguirán siendo el pan nuestro de cada día.